CUANDO LA TIERRA DE NUESTRAS RELACIONES SE ESTREMECE RELACIONES INESTABLES
"Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia. Por eso, si hay temblor no temeremos, o si al fondo del mar caen los montes; aunque sus aguas rujan y se encrespen y los montes a su ímpetu retiemblen: El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob."
La tradición eclesiástica llama a los salmos el ritual de nuestra vida. En un discurso litúrgico “ritual” significa el curso prescrito o descrito de una determinada oración oficial de la Iglesia. Así se distingue el rito del bautismo, de la boda… En los salmos se describe y esta enraizado toda mi vida. Cuando los leo, me encuentro a mí mismo, mi experiencia de alegría y anhelo, de dolor y ansiedad. Jesucristo rezo los salmos y en su persona encuentran su cumplimento. Los fragmentos del salmo 46 hablan de una tierra inestable. La tierra de nuestra vida. Vivimos en el tiempo de las relaciones inestables. Las relaciones se logran en la tierra. La tierra es el sitio de las relaciones. El hombre es la creatura de las relaciones porque fue creado a la imagen de Dios, que en si mismo es la relación de amor entre tres personas divinas. Las relaciones nos abren al otro. No podemos vivir sin el otro, aunque sea completamente diferente a nosotros, aunque vaya en contra nuestra. Nos encontramos en el otro.
El salmista dice que la tierra de nuestras relaciones se estremece. Todo lo que nos rodea se estremece. Pánico. El hombre moderno experimenta temblores. Muchas personas hoy sufren por la causa de depresión y de ataco de pánico. Algunos que tenían esta experiencia sentían como si la tierra temblara, sus aguas rujan y se encrespen. Un sentimiento terrible. Inseguridad total. El final de la muerte. ¿De dónde viene todo esto? Porque las relaciones están malas. La tierra como el lugar de mi vida, de mi seguridad ha sido sacudida. Nuestra sociedad esta atravesando una profunda crisis en todos los ámbitos de la vida, porque la relación fundamental, la relación con Dios, se ha perdido. Las diversas preocupaciones y pensamientos que surgen de las malas relaciones nos muestran la realidad como una tierra de oscuridad sin esperanza para el futuro. La carrera constante por el dinero, las traumas que el tiempo no puede curar, crean en nosotros el ruido de las olas del mar y perdemos nuestra relación con el otro. Dejamos que Dios salga de nuestras vidas. Dios es una relación y he perdido a Dios. Ya no poseo la capacidad de una verdadera relación dentro de mí. Vivo en el pánico. El pánico es ruido, inestabilidad, inseguridad, desesperación.
Dios nos da una fuerte respuesta a este tormento humano. No temas cuando la tierra tiemble, cuando las colinas (de nuestras parientes) se derrumben en el mar… Si pierdo a Dios, también pierdo la relación con mi mismo, me desprecio y no me conozco. Como consecuencia de esta perdida, también desaparece la relación fundamental; la relación entre marido y mujer. Sacramento. Secreto. Esplendor. La fuente de la vida. Se avecinan divorcios, gritos, peleas interminables y acusaciones. En el mar del pánico y la ferocidad de las olas furiosas de nuestro orgullo, nos ahogamos en el pecado. El amor desaparece, la vida desvanece. Cada vez nacen menos niños, el pánico sofoca la confianza. Nos encerramos a nosotros mismos.
¡Pero no tengas miedo! El señor de los ejércitos está con nosotros, socorro siempre a mano en momentos de angustia. ¡La buena nueva! El es estabilidad, el es nuestro refugio, confiamos en él. El nos sana. Confiesa te, apoya te en la piedra desechada por los constructores. ¡El, Jesucristo se convierte en la piedra angular que restaura el don de las relaciones! Cristo es un puente que se extiende desde el cielo a la tierra, para que a través de El puedas superar tus problemas y llegar a tus prójimos. Si eres marido, no mires solamente fallas de tu mujer. Ciertamente hay muchas cosas buenas en tu mujer. Acércate de ella como a través un puente, a través de Cristo, a la otra orilla junto a ella. El amor se puede renovar. Esposa, mira a tu marido. También él tiene sus cosas santas. Ambos sois un regalo para cada uno. ¡Perdonaos mutuamente! ¡Mire a Dios y vuélvete a la vida de la relación! Lea a los salmos, son maravillosos. Todo estará bien, no temas, Dios esta con nosotros.
- Mladen Klanac
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