Este monumento está dedicado a los marineros de Senegle-Malta y sus familias. Puede ser dedicado a todas las familias que tengan la experiencia de la despedida.
- Mladen Klanac
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Este monumento está dedicado a los marineros de Senegle-Malta y sus familias. Puede ser dedicado a todas las familias que tengan la experiencia de la despedida.
El adulterio es una de las experiencias más dolorosas de la vida. Permanecemos en ese dolor por mucho tiempo, ahogándonos en ira, rabia y dolor. La ansiedad que sentimos con su espada penetra también en otras áreas de nuestra vida. Nos volvemos impotentes porque comenzamos a dudar de todo lo que es importante para nosotros, todo lo que ha sido bueno y de calidad en nuestras vidas hasta ese momento.
La vida se convierte en vivir en vano. Solo para evitar la imagen de la persona a la que nos rendimos y prometimos fidelidad en el abrazo del otro o del a otra. En cualquier caso, es un golpe que cambia fundamentalmente la vida, tanto de los infieles como de los que han descubierto la infidelidad.
¿Cómo proceder después del adulterio?
Me gustaría contarles una historia de matrimonio marcada por la agonía de la infidelidad de su esposo Elizabeth Canori Mora, quien fue beatificado en 1994 por el Papa Juan Pablo II. Vivió a finales del siglo XVIII y XIX en Roma, Italia. De la historia de la infidelidad de su esposo Christopher, el hombre de hoy, en un mundo donde las estadísticas muestran que una de cada tres parejas se divorcia, puede aprender que el dolor de los matrimonios conflictivos no necesariamente termina en divorcio o terapia a largo plazo, sino en una transformación completa en la belleza de la presencia de Dios en la tierra.
"Dios es nuestro refugio y fortaleza, socorro siempre a mano en momentos de angustia. Por eso, si hay temblor no temeremos, o si al fondo del mar caen los montes; aunque sus aguas rujan y se encrespen y los montes a su ímpetu retiemblen: El Señor Sabaot está con nosotros, es nuestro baluarte el Dios de Jacob."